Las Directioners están enfadadas. Y no es para menos. Anoche la cadena de televisión británica Channel 4 emitió el documental que todas las fans de One Direction ansiaban a la vez que temían, y que ya dejaba intuir por donde iban los tiros con el título “Crazy about One Direction”.
La pieza analizó el fenómeno fan de 1D desde una óptica un tanto amarillista, dejando la imagen de las directioners por los suelos. Chicas acampadas en la puerta de las casas de los artistas, con los brazos tatuados con las letras de sus canciones, o mandando amenazas de muerte a las novias de los muchachos fueron los ejemplos elegidos para representar al fandom de este grupo. Y claro, las reacciones aparecieron ya en el minuto 1.
Bajo el hashtag #ThisIsNotUs (ejerciendo un paralelismo con el título de la película de One Direction que, casualmente, se estrena el próximo día 20, “This is Us”), las fans del grupo adolescente manifestaron su enfado por la imagen que de ellas se estaba dando.
Pero cierto es que esto no es nada nuevo. El fenómeno fan siempre se ha mostrado en los medios como si de una enfermedad mental se tratase. Las imágenes que más llaman la atención son las de chicas llorando, gritando, corriendo tras las furgonetas de sus ídolos o tirándose de los pelos porque no han logrado verlos, y evidentemente esas son las que se emiten. Nadie se molesta en analizar el fenómeno o simplemente en consultar a alguien especializado en el tema, ya que en el juego de las audiencias lo que importa es llamar la atención. Y con esas imágenes el objetivo se consigue, claro, pero desmereciendo todo lo positivo que tiene ser una fan.
Sin embargo, nadie se ha parado un segundo a analizar cómo se comporta el fanatismo del fútbol y qué efectos provoca ya no solo a nivel deportivo, sino social y de seguridad ciudadana. Tal vez Channel 4 debería pensar en hacer un reportaje sobre los hinchas de los equipos de fútbol británicos que beben alcohol hasta perder el sentido, que lanzan objetos a los jugadores o al árbitro cuando llevan a cabo una acción que va en contra del resultado, o las peleas que se organizan entre los grupos ultra de cada equipo. Teniendo en cuenta que los protagonistas de estos incidentes son en su mayoría personas adultas que rondan la cuarentena, ¿miraríamos con los mismos ojos a las niñas de 14 años que lloran de emoción en ver por primera vez un concierto de su grupo favorito? La autocrítica cuesta bastante y lo más fácil es atacar al más débil. Pero las fans, en este caso las directioners, no se callan, y con los medios que tienen (las redes sociales) han querido dejar claro que no están locas y que el grupo de fans que ayer protagonizaron “Crazy about One Direction” no son la representación de su fandom.
Por cierto, en la agitada noche que se vivió ayer en Twitter por el motivo que acabamos de explicar, quiero rescatar el Tweet de una muchacha que explica a la perfección lo que ser fan es. Si de verdad quieres saberlo, léelo. Si lo que quieres es seguir criticando, continúa en la ignorancia sobre el tema. Decídelo tú.
El blog de Lorena Montón 